La Cuaresma es el tiempo litúrgico de preparación para la Pascua. Jesús nos invita a caminar este tiempo de la mano de María. Ella fue quien más conoció y amó a Jesús. ¡Y la podemos imitar en este camino cuaresmal!
Nos invita a entregarnos, abandonarnos y confiar plenamente en Dios. Podemos aprender de la Virgen, que desde su humildad se entregó a la voluntad del Padre.
Dios quiere sanar nuestras heridas y ayudarnos a cargar nuestra cruz. Para esto es necesario crecer en humildad, y ser “servidores del Señor” como fue María. “Es necesario que él crezca y yo disminuya” – Juan 3, 30.
“Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.” Juan 19, 26-27.
¿Cómo podemos recibir a María? ¡Rezando el Rosario! Este es un medio efectivísimo para recibirla en nuestra vida y lograr su poderosa intercesión.
En esta Cuaresma, ¡recemos el Rosario!