La familia es Iglesia Doméstica, y bendita sea la familia que vive la fe.
Bendita la casa donde se reza, porque Dios permanece en ella.
Bendita la casa que es fiel a la oración del Rosario, porque allí reinará la alegría cristiana y el amparo de la Virgen María.
Bendita la casa donde se celebran las fiestas de la Iglesia, porque sus habitantes participarán en las fiestas del Cielo.
Bendita es la casa cuyos hijos son bautizados al nacer, porque serán bendecidos en ella para el Cielo.
Bendita la casa en la que se practica la caridad, porque la obra de sus habitantes será bendecida por Dios.
Bendita es la casa donde se ama la doctrina cristiana, porque nunca le faltarán los consuelos de la religión.
Bendita la casa donde los que mueren reciben los sacramentos, porque su muerte será pacífica y llena de esperanza.
Bendita la casa en la que padres e hijos se construyen mutuamente con ejemplos de virtud, porque allí también vivirán la felicidad y la alegría.