Por la gracia del Sacramento de la Reconciliación, Jesús mismo nos sana y restaura, nos transforma en nuevas criaturas:
“Se le denomina sacramento de conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión, la vuelta al Padre de la que el hombre se había alejado por el pecado” – Catecismo 1423.
Somos transformados porque por la gracia de este Sacramento:
- Somos reconciliados con Dios ya que se destruye el orgullo que nos aparta del verdadero arrepentimiento.
- Crecemos en humildad, la perfección de Dios nos ayuda a reconocer nuestra debilidad con amor.
- Se reafirma nuestra fe, porque nos hace conscientes de la misericordia de Dios.
- Nos hace libres, el pecado nos daña y ejerce poder en nosotros. En la Confesións estas ataduras son liberadas en el amor.
- Crecemos en santidad. Jesús nos regala toda clase de gracias para cumplir neustra misión en donde hemos sido llamados.