El Señor constantemente está a nuestra puerta y llama a cada uno en especial para que lo sigamos y encontremos nuestra salvación. Dice en su palabra: “Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos” Apoc 3, 20.
San Pablo y San Pedro fueron 2 fieles seguidores de Jesucristo. Sin embargo, antes de que Él los llamara eran Saulo y Simón. Pero, al escuchar el llamado del hijo de Dios (“Simón, ¿me amás?” Jn 21, 16 “Saulo, ¿por qué me persigues?” Hch 9, 4), lo dejaron todo y lo siguieron. Pudieron escucharlo, abrir las puertas de sus corazones y responder al llamado. Y fue Dios mismo, a través de su gracia el que los transformó al amor y a la verdadera conversión.
De ese mismo modo, nos llama, en la puerta de nuestro corazón. ¿Tú? ¿Responderás?
¡Responde al llamado, tal como ellos lo hicieron y Él continuará Su obra con la gracia!