En esta Navidad, recibamos al Niño Jesús en nuestros corazones, como si estuviésemos en Belén de la mano de María.
El tiempo previo a la Navidad, es un tiempo de espera gozosa y expectante, ya que lo que esperamos es la llegada de nuestra salvación. El rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario nos pueden ayudar a contemplar estas verdades de fe y prepararnos para la manifestación de Dios.
¡Dios se hace hombre por amor! ¡Se encarna en el seno de la Virgen! Por eso, podemos decir llega el “Emanuel”, el Dios con nosotros. El tiempo de Navidad nos invita a reconocer la presencia viva y real de Jesús entre nosotros. Aprovechemos para acercarnos a este misterio en familia y de la mano de María.
Al mirarla en el pesebre de Belén encontramos sus actitudes de espera para recibir al Salvador: en oración, con esperanza y en recogimiento. Esperemos con alegría, confianza y esperanza la venida del niño Jesús, que una vez más quiere nacer en nuestros corazones y en el centro de nuestras familias.