Todos estamos llamados a vivir en la plenitud de la vida cristiana y a poder tener un encuentro personal con Jesús.
Cuando vivimos la vida sacramental y nos dejamos llevar por el Espíritu Santo, se dice que somos conducidos por la gracia de Dios.
Pero, ¿a qué nos referimos al hablar de la gracia?
La gracia es el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada. Al vivir en gracias experimentamos que somos hijos de Dios: partícipes de la naturaleza divina y de la vida eterna.
Esta iniciativa de Dios, el brindarnos Su gracia, exige la respuesta libre del hombre. Abramos nuestro corazón para que su gracia actúe. Cuidemos con oración y caridad la vida espiritual, para poder vivir la vida de la gracia.