En el Magnificat, Santa María canta la misericordia, el amor alegre de Dios que viene a devolver la felicidad a un mundo entristecido. Ella es la primera Hija de la misericordia de Dios; y a la vez que Hija, es Madre del Dios de misericordia: por eso la llamamos Mater misericordiæ. (María es la Madre de la Misericordia)
La dulzura de su mirada nos acompaña para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios en Su Palabra. Rezando los misterios de misericordia con el Rosario, María nos acerca a la mirada misericordiosa de Jesús con nosotros y nos enseña cómo tenemos que mirar nosotros a los demás.
Rosario de la misericordia
Primer misterio: El regreso del hijo pródigo (Lc 15, 11-32)
“Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó”
Segundo misterio: La samaritana (Jn 4, 1-30)
“El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida Eterna”
Tercer misterio: La mujer adultera (Jn 8, 1-11)
“Tampoco yo te condeno, vete y en adelante no peques más”
Cuarto misterio: El buen ladrón (Lc 23, 39-45)
“Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”
Quinto misterio: La negación de Pedro (Lc 22, 54-62)
“El Señor, dándose vuelta, miró a Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: «Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente.”
María, madre de misericordia, ruega por nosotros.
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